domingo, 14 de marzo de 2021

ESPAÑA NECESITA A Cs

 

En estos momento en los que parece que el camino de nuestro partido, Cs, está seriamente comprometido, no puedo dejar de defender que es precisamente en estos momentos que vive la política de España, cuando la necesidad de Cs se hace imprescindible.

En este momento, en que los dos partidos mayoritarios, PSOE Y PP, secundados por sus pretorianos de extrema izquierda, PODEMOS, y de extrema derecha, VOX, han decidido luchar, no por el bien común, sino por su bien particular, resucitando el bipartidismo más intransigente, que amenaza con llevar al país a escenarios que ya creíamos superados, es cuando se hace totalmente necesario un partido como Cs.

Eso sí, un partido que tiene que volver a sus orígenes, a sus ideales basados en el liberalismo progresista y en el socialismo democrático, y a fundamentar sus política en el estricto respeto a la igualdad de todos los españoles, que de respuesta a todos aquellos ciudadanos españoles que, a pesar de que se encuentren más próximos a ideas de izquierda o a ideas de derecha, están por el diálogo y no por la confrontación; por el respeto y no por el insulto y por el interés común y no por el personal.

Que la situación en la que se encuentra Cs, es complicada, sí, pero si todos los afiliados damos un paso al frente, procedemos a las reformas necesarias y sabemos elegir a las personas capaces para dirigir el partido, Cs servirá para evitar la deriva dramática hacia la que se encamina la política española, por las ambiciones personales de los que solo creen en sus intereses personales.

martes, 29 de octubre de 2019

LA IMPRESCINDIBLE RENUNCIA DE ALBERT RIVERA





Tiempos complejos y amenazantes los que se avecinan para C,s, en los que, si las encuestas no se equivocan, van acabar cristalizando las malas decisiones tomadas por la dirección, poniendo al partido al borde de la irrelevancia, incluso ante su desaparición.
Tal como ocurriera con UPYD, en el que la ambición y vanidad personal de su máxima dirigente llevó al partido a su irrelevancia, ahora es C,s, quién según la mayoría de vaticinios, se encuentra en una posición similar.
Como ha demostrado la historia en innumerables ocasiones, el partido político que abandona sus posiciones ideológicas y sustituye éstas por objetivos que solo persiguen colmar la ambición y la vanidad personal de sus máximos dirigentes, están condenados a la irrelevancia, y en España ya hemos tenido unos cuantos casos.
C,s surgió como un partido que se situaba inequívocamente en el centro del espectro político, basando su acción política en el socialismo democrático y en el liberalismo progresista, con el objetivo principal de impedir que los partidos nacionalistas acabaran, de una forma insolidaria y separatista, condicionando la política de España en su exclusivo beneficio, y con un objetivo añadido de acabar con el bipartidismo.
Parece ser que, en algún momento, alguien convenció a Albert Rivera y a su equipo de que, en contra de la posición ideológica que definía a C,s, era conveniente abandonar toda referencia al socialismo democrático y abandonar la centralidad pues, según los cantos de sirena que susurraban a los oídos de Albert Rivera la idea de que era posible sustituir al Partido Popular y convertirse en el líder de la derecha española y futuro presidente de España, esa referencia era incompatible con esa idea. Además esta idea, la de querer ocupar el lugar de uno de los dos partidos que definen al bipartidismo, es contraria a los objetivos de C,s y convierte en una tomadura de pelo la pretendida lucha contra el bipartidismo.
Con esos objetivos, y espoleado por su ambición y vanidad personal, porque si no no se entiende, Albert Rivera prestó apoyo incondicionado al PSOE de Pedro Sánchez, con motivo de la moción de censura contra el gobierno de Mariano Rajoy,(y si hubo condiciones, no se ha visto que éstas se respetaron o se cumplieron por parte del PSOE de Pedro Sánchez).
Al final, y a pesar de los extraordinarios resultados obtenidos en las elecciones del 27 de abril, el darse cuenta de que lo único que ha hecho C,s en todo estos meses desde la moción de censura, es hacer el trabajo sucio al PSOE de Pedro Sánchez, debilitando al PP y sin obtener la recompensa soñada en la que se ha ofuscado Albert Rivera, ( esto es, sustituir al PP en el liderazgo de la derecha española), ha hecho que Albert Rivera cometa el mayor error para un político, no ser capaz en lo más mínimo de hacer valer sus 57 Diputados y, además, aparecer como un simple intransigente caprichoso, porque él no ha conseguido lo que quería, olvidándose de que su obligación es satisfacer los deseos de los que le votan, quienes, ahora mismo, parecen que le van a dar la espalda de una forma masiva, y claro, el problema no es que le den la espalda a Albert Rivera, sino que se la den a C,s.
A estas alturas, Albert Rivera, abandonando su vanidad y su absurda ambición, ya debería haber reflexionado seriamente y haberse planteado que así no se puede seguir, que el partido está muy por encima de sus ambiciones personales y de que si él quiere tener algún futuro político, éste pasa porque renuncie a estas elecciones ya, en vez de esperar a verse forzado a dimitir por los previsibles malos resultados electorales. No tiene que mirar muy lejos ni rebuscar en la historia para ver que ocurrirá si no, simplemente debería aprender de lo ocurrido con Rosa Díez y UPYD.
Una renuncia en estos momentos, por extraordinaria, tendría un efecto muy contundente, y positivo, en cuanto asumir responsabilidades, y si su figura se sustituye por la de Inés Arrimadas, es más que probable que las previsiones de resultados electorales que se están haciendo quedaran totalmente obsoletas y C,s mejoraría de una forma muy sensible sus previsiones.
Si a esto añadimos que por ser Inés Arrimadas la que encabeza la lista por Barcelona, y a la fecha la más votada en Cataluña, no solo pondría en primer lugar de la campaña electoral a Cataluña, con lo que eso significa en esta ocasión, sino que ciudadanos catalanes tendrían la oportunidad de elegir a una mujer como candidata a presidir el Gobierno de España.
A esto habría que añadir el efecto que la presencia de Inés Arrimadas tendría sobre el electorado tradicional del PSC, electorado que en las últimas ocasiones, y dado el indisimulado apoyo del PSC al nacionalismo, ha optado o por quedarse en casa o por votar C,s.
En estas circunstancias y en mi opinión, creo que es imprescindible que Albert Rivera, en un ejercicio de responsabilidad y de compromiso con el partido y con las personas que creen en C,s, y para evitar un mal mayor, decline participar en las próximas elecciones y presente su renuncia, y que el Consejo General proceda a nombrar a Inés Arrimadas como candidata a la Presidencia del Gobierno.

Ángel Milla

lunes, 1 de junio de 2015

EL FUTURO DE UPyD



A pesar del ideario de UPyD y del trabajo realizado por muchos afiliados y simpatizantes durante la campaña electoral, los errores cometidos por la actual dirección del partido, y que los afiliados hemos permitido por acción u omisión, han colocado a UPyD al borde de la irrelevancia política, haciendo necesario e imprescindible un cambio profundo en sus formas y modos de hacer política, sino se quiere ir a la desaparición pura y simple.
Lamentablemente, el prometido congreso extraordinario para elegir un nuevo Consejo de Dirección no parece que sea el camino para el  necesario e imprescindible cambio profundo. Más bien parece un camino a perpetuar los errores de UPyD. En la situación actual, no solo se necesita un cambio en la dirección del partido, sino un cambio en la forma de hacer y entender la política.
Hace ya mucho tiempo que se viene hablando de la necesidad de un congreso extraordinario, pero sin pararse a considerar críticamente, no solo si la actual UPyD tiene realmente cabida en el actual panorama político español, sino si es un partido que aporta algo nuevo a la política española.
Todavía hay afiliados que siguen pensando que UPyD es el partido que representan las esencias de la regeneración democrática y el partido por el que suspiran los ciudadanos españoles, sin querer ver que los ciudadanos españoles hace tiempo que han dado la espalda a UPyD, tal como hoy se le conoce. Seguir empeñados, como en muchas ocasiones expresan  dirigentes y afiliados, que son los ciudadanos los equivocados, es no entender la esencia de la democracia, y por ese camino no hay futuro.
Muestra de esta forma de pensar es que, ante la convocatoria del congreso extraordinario, una de las ideas principales que presentan los grupos que se están postulando para dirigir el partido es la de conseguir mayor presencia mediática. Parece ser que basta con una simple corrección cosmética de las graves deficiencias democráticas que presentan UPyD y conseguir un equipo mediático para que los ciudadanos vuelvan a confiar en nosotros. Nadie quiere darse cuenta que el panorama político actual es radicalmente distinto al de hace un par de años, cuando a UPyD se le vaticinaba el éxito.
Y esta nueva situación requiere un análisis profundo, un análisis que incluya, cuando menos, un estudio de por qué PODEMOS y C,s han tenido éxito y UPyD ha pasado del éxito al fracaso. Seguir empeñados en el análisis simplista de que nuestro fracaso se debe a que los medios no nos han hecho caso, es ir directos a la desaparición. Además, habrá que analizar seriamente si, en el nuevo panorama político, la actual UPyD ofrece algo diferente a lo que ya ofrecen otros partidos. Y seriamente quiere decir que no sirven planteamientos de si un partido ofrece regeneración democrática, esto es verdad si lo dice UPyD y falso si lo dicen PODEMOS o C,s, pongamos por caso.
Y es obvio que los términos en los que se plantea el congreso extraordinario no dan ninguna posibilidad a tratar estos asuntos. Seguir con este supuesto congreso es seguir con la falacia de las primarias, que ni han sido primarias ni democráticas.
Es imprescindible en política que los modos y las formas de defender las ideas sean totalmente democráticos y que lo que se dice se corresponda con lo que se haga, además de que en el sistema político español la acción política de los partidos debe atenerse a lo dispuesto en La Constitución Española, especialmente en su artículo seis.
Y la decisión con la que el actual Consejo de Dirección pretende iniciar la regeneración del partido y dar muestras de comportamiento democrático no sirve para ninguna de las dos cosas. Ni sirve para regenerar el partido, ya que no da opción a analizar los modos y formas de hacer política, ni es democrática, al pretender el viejo e incompetente CD ser juez y parte en su propio relevo.
Si ya el actual posicionamiento de las diferentes candidaturas, con su imagen de desunión y su apelación a la adhesión en vez de a la unión alrededor de ideas comunes, nos lleva al fracaso, su aceptación tácita de este proceso certificará el fin de UPyD.
Si queremos volver a ser protagonistas de la vida política de España, el único camino que nos queda es el hacer bandera, (junto a las ideas que ya nos han copiado todos), de comportamientos, tanto de palabra como de hecho, absolutamente democráticos. Es en este aspecto donde los nuevos y viejos partidos siguen fallando,  en los modos y formas de hacer política.
Ante esta situación, y como ya han defendido en términos parecidos algunos compañeros, quisiera apelar al espíritu democrático de  todos los afiliados, que componen y apoyan las candidaturas que se están postulando estos días, para que rechacen el congreso extraordinario en los términos en que está planteado.
En el caso que se siga adelante con la convocatoria de dicho congreso, abogo para que se conforme una candidatura de unión al Consejo de Dirección con el único fin de convocar un congreso refundacional.
Lo ideal, para no perder más tiempo y disponer del máximo tiempo para trabajar en la refundación del partido, sería que el actual CD dimitiera y se nombrara una gestora con el objetivo de convocar ese congreso refundacional.
Este Consejo de Dirección o Gestora, aparte de organizar el congreso refundacional, debería proceder a habilitar un espacio de comunicación, común y libre, entre todos los afiliados que permita un confrontación democrática de ideas entre todos afiliados. Que los estos no tengan que depender de sus habilidades en las redes sociales o de si son o no aceptados en los diferentes grupos para expresar sus ideas o estar informados.
Debería proceder a presentar un estado de cuentas y de afiliación real y al día. Y considerar el adecuar la cuota de afiliación a un valor acorde con la que tienen el resto de partidos políticos.
Y también debería habilitar el canal adecuado para que todos los afiliados de UPyD que se han ido o han sido expulsados, puedan volver al partido. En este punto quiero aconsejar, a mayores y jóvenes, que se acuerden de la Ley de Amnistía Política de Adolfo Suárez y lo que representó para la democracia española.
Con este planteamiento, radicalmente democrático, UPyD volvería a recuperar su espíritu de regeneración política; a ser un partido basado en una amplia base de afiliados; a ser totalmente transparente, tanto de palabra como de hecho y a ser el partido que indica el camino a seguir. Solamente volviendo a los planteamientos originales, tanto de palabra como de hecho, UPyD tendrá una opción de aportar algo positivo a la política española. Y que solo con un simple cambio tutelado de CD no lo podrá conseguir.
También hay que considerar que este planteamiento permitiría alejar en el tiempo los pasados desastres electorales y evitar los enfrentamientos y resquemores existentes entre los afiliados a propósito de la participación en las elecciones; nos permitiría tener tiempo para conocer en profundidad a los equipos que se postulan para dirigir el partido, así como a las personas que los componen; nos permitiría el practicar la unión, algo que debería ser más habitual, sobre el punto en el que coincidimos una mayoría, que es la necesidad de refundar el partido, y no tener que mostrar unas diferencias que, aún siendo naturales y lógicas, no ayudan a la refundación.
Si UPyD no consigue cambiar radicalmente, recuperando su planteamientos iniciales, y que los ciudadanos perciban ese cambio no solo en las palabras, sino también en los hechos, UPyD no tendrá futuro. Y ese cambio no se consigue con el congreso anunciado.
Ángel Milla


domingo, 15 de marzo de 2015

¿HAY OPCIONES PARA UPYD?



Para mi decepción, y creo que para la de muchos españoles, lo que aventuraba hace un par de años al final se ha confirmado, Rosa Díez no ha sabido ser la solución y su falta de cultura democrática, junto con su soberbia y vanidad, le ha llevado al enfrentamiento con una opción política prácticamente igual a UPyD y a la descalificación barriobajera. Y en este enfrentamiento los ciudadanos parece que ya han tomado una decisión, y ésta, como era de prever, por mucho que se empeñen algunos en lo contrario, vaticina la desaparición práctica de UPyD.
Ahora asistimos a lamentos pueriles propios de incompetentes, que no solo no supieron resolver los problemas políticos planteados cuando tuvieron ocasión, sino que se negaron a escuchar a aquellos que les aconsejaban sensatamente sobre los mismos. (Una situación que recuerda, en demasiados aspectos, a la actitud del Gobierno anterior en los momentos previos a la crisis económica).
Incompetentes que son incapaces de ver que los problemas de UPyD no vienen de extrañas conspiraciones políticas ni de oscuras maniobras periodísticas, sino de la soberbia y de los comportamientos antidemocráticos de los que ha hecho gala la dirección en los últimos siete años y que, a la postre, están  pesando más en el ánimo de los afiliados, y por ende en el de los ciudadanos, que las muchas acciones positivas que ha  realizado UPyD.
Y hablar de comportamientos antidemocráticos nos llevaría a hablar de promover votaciones en negativo, porque el candidato que se presenta a primarias no es del agrado de la dirección; de anular listas electorales, aprobadas por la Asamblea Territorial correspondiente, por no incluir a las personas del agrado del Consejo de Dirección; de suspender Consejos Territoriales, porque son críticos con el Consejo de Dirección, aplicando draconianamente los Estatutos; de no suspender un Consejo Territorial, afín al Consejo de Dirección, a pesar de demostrarse que se eligió falsificando votos; de expedientar a afiliados críticos simplemente por eso, por ser críticos con el Consejo de Dirección; de anular elecciones democráticas a un Consejo Territorial, alegando hechos banales, porque la opción que ganó era crítica con el Consejo de Dirección; de vetar a afiliados, para impedir su inclusión en las listas electorales de las próximas elecciones municipales, por el simple hecho de ser críticos con el Consejo de Dirección y para acabar, a hablar de que, en reciente proceso de primarias, la Comisión Electoral no ha tenido el más mínimo reparo en mentir y la Comisión de Garantías, añadiendo una gran dosis de cinismo, tampoco ha tenido ningún reparo en dar por adecuado un comportamiento contrario a nuestros Estatutos, con tal de favorecer a un miembro del Consejo de Dirección.
Y son estos comportamientos, y no esas teorías paranoicas de las conspiraciones, que defienden los miembros del Consejo de Dirección y todos aquellos incapaces de ver con ojos críticos y cegados por ambiciones personales, lo que ha llevado a UPyD a la situación actual.
No han sido ni sus ideas ni sus propuestas las que han llevado a UPyD a una situación de casi desaparición, ya que estas ideas y propuestas que, con algunas variaciones, está defendiendo Ciudadanos, cuentan con una considerable aceptación por parte de los ciudadanos.
Y después de este desahogo y cuando estamos a una semana de las elecciones al Parlamento Andaluz, cuando UPyD no  aparece en ninguna encuesta con opciones a conseguir representación, cuando todo indica que no alcanzará los resultados de las anteriores elecciones y que la tendencia es la misma en todo el territorio nacional, ¿Qué hacemos?
En primer lugar habría que plantearse si UPyD tiene posibilidades de subsistir en el actual panorama político. Mi opinión es que no, o son mínimas, y por estas razones:
.- UPyD ha perdido la iniciativa y su espacio lo ha ocupado una opción política, que es prácticamente igual, y que ofrece a los ciudadanos españoles una política de generar mayorías mediante la unión con otras fuerzas políticas. Esto se percibe como positivo y, en cambio, la opción de UPyD de creerse los únicos capaces de resolver en solitario  los problemas de los ciudadanos es negativa. No puede ser que todos sean malos y UPyD el único bueno. Además, los ciudadanos están viendo que  el PP y el PSOE se han puesto nerviosos, pero no por UPyD, ni siquiera por PODEMOS, sino por Ciudadanos, lo que de alguna forma confirma su estrategia.
.- La otra razón es la actual dirección de UPyD y, especialmente, la figura de Rosa Díez. Durante siete años tuvo oportunidad de haber neutralizado a C,s, y en vez de eso se dedicó a ignorarlo y ningunearlo. Ahora lo que ven los ciudadanos es que Albert Rivera le ha ganado la partida y que ella es la perdedora.
Si a esto añadimos su dilatada vida política, su pasado en el PSOE, su época de eurodiputada, (sicav incluida), su deseo de presentarse a una tercera legislatura, (habiendo forzado un cambio estatutario para que esto sea posible), el previsible desastre en las elecciones andaluzas, (que aunque se empeñen en achacarlo a los críticos o a que los afiliados no han trabajado suficiente, acabará señalando a la dirección), y la forma tan autoritaria de dirigir el partido, las previsiones ante un nuevo reto electoral, como serán las municipales, son poco menos que catastróficas. De las próximas generales, ya ni las contemplo.
En mi opinión, las mínimas opciones de subsistir para UPyD, en la actual situación política, pasarían por conseguir, por difícil que sea, una coalición con C,s. Mantener el enfrentamiento significa la liquidación de UPyD, salvo que ocurran hechos excepcionales o C,s cometa algún error.
Ahora bien, para pensar en esa posibilidad hay que  provocar la dimisión de Rosa Díez y su equipo. Y esto se presenta realmente difícil dada la poca unión que presentan los diferentes grupos críticos, la poca disposición de ella a dimitir y la constante baja de militantes que debilita a aquellos.
Los dos grupos crítico más visibles son los que se aglutinan alrededor de los eurodiputados Calvet y  Maura. Habría también un grupo de afiliados que siendo críticos con la dirección de UPyD, no acaban de sentirse cómodos en ninguna de las dos iniciativas. El resto de afiliados se encuadrarían entre los que siguen a rajatabla a la actual dirección y los que, teniendo una posición no muy definida, prefieren esperar a las municipales, por ver que pasa o por esperar conseguir alguna concejalía.
En esta situación si Calvet y Maura, como cargos electos de UPyD, y al margen de sus ideas e interese concretos, acompañaran un movimiento o actuación que, en combinación con el estado de opinión generado por los resultados de las elecciones andaluzas, tuviera el objetivo de provocar la dimisión de Rosa Díez, quizás se pudiera pensar en el éxito de dicha actuación. Una reunión de todos los que hoy somos críticos con la actual dirección, más los que se harán críticos después de las andaluzas, ante la sede de UPyD pidiendo la dimisión de Rosa Díez podría tener éxito.
La posibilidad es remota, pero es la única que yo veo para que UPyD pueda subsistir o, en el peor de los casos, para que el proceso de extinción sea lo menos traumático posible.
O practicamos la unión sobre interese comunes o desaparecemos. Y ahora, el único interés común a todos los que somos críticos con el actual Consejo de Dirección, es precisamente ese, el estar convencidos de que quién ha hundido a UPyD es Rosa Díez y su equipo.
El empeñarnos en si C,s defiende lo mismo que UPyD o no, o si es mejor crear corrientes o asociaciones, o si es mejor esperar a después de las municipales o no,  es ir directos a la desaparición, o lo que es peor, a que se enquiste Rosa Díez en un escuálido partido, con unas decenas de concejales, algún diputado regional, dos eurodiputadas y no más. Y digo dos eurodiputados, porque dudo que Rosa Díez y su entorno permitan que en un futuro próximo Maura y Calvet sigan siendo eurodiputados de UPyD.
Las posibilidades son escasas e inciertas, pero en mi opinión es lo único que hay. Personalmente tengo pocas esperanzas de que lo que he escrito llegue a materializarse, y que tiene más de deseo que de realidad,   pero es un último intento por evitar la desaparición de UPyD. Si alguien más ve positiva  esta idea, o tiene otra mejor, que lo diga.
Angel Milla

sábado, 17 de enero de 2015

Insistiendo en la necesidad de una colaboración electoral entre C,s y UPyD.



En la historia reciente de España encontramos ejemplos que nos deberían ayudar a tomar la decisión adecuada.
Uno de los ejemplos que avalan el éxito de las coaliciones electorales entre partidos que persiguen fines similares es el de CIU, la unión entre Convergencia Democrática y Unión Democrática. A pesar de llevar más de treinta años juntos, ambos partidos siguen manteniendo su independencia, sus sedes y sus representantes. Estos partidos no se han limitado a estar continuamente señalando sus ideales o los defectos de los demás, no, antes de señalar sus diferencias, que las hay, han sido capaces de buscar sus puntos comunes y luchar por ellos, sabiendo que juntos sí era posible conseguirlos.
En el caso contrario, y sin entrar en valoraciones ideológicas, tenemos la situación creada entre el PSOE e Izquierda Unida en el periodo que va de las elecciones del año 1996 a las del 2000. En las elecciones del año 1996 Izquierda Unida obtuvo sus mejores resultados, obteniendo 21 diputados. Este resultado incitó a su líder carismático, Julio Anguita, a pensar que podría superar al PSOE e inició una campaña radical de negación del PSOE que le llevó a la confrontación directa con quien debería haber sido su aliado político. Todos recordareis su proclama de “programa, programa, programa” que llevó a Izquierda Unida al hundimiento y a perder 13 de los 21 diputados que había conseguido en las elecciones anteriores. Los ciudadanos lo que quieren es que les resuelvan los problemas, no que se los recuerden continuamente, pero sin tener capacidad ninguna de resolverlos ni buscarla. Otro caso interesante, y que afecta de lleno a UPyD, es la situación que se dio en las elecciones del año 2012 al Parlamento Vasco. La falta de acuerdo entre Izquierda Unida-Los Verdes y Ezker Batua de cara a las elecciones provocó que, a pesar de haber sacado más votos, tanto a nivel de Álava como en todo el País Vasco, perdieran el escaño que tenían a favor de UPyD. Que cada uno saque las conclusiones que considere, pero no presentar una lista conjunta en los próximos procesos electorales será un tremendo error.