martes, 29 de octubre de 2019

LA IMPRESCINDIBLE RENUNCIA DE ALBERT RIVERA





Tiempos complejos y amenazantes los que se avecinan para C,s, en los que, si las encuestas no se equivocan, van acabar cristalizando las malas decisiones tomadas por la dirección, poniendo al partido al borde de la irrelevancia, incluso ante su desaparición.
Tal como ocurriera con UPYD, en el que la ambición y vanidad personal de su máxima dirigente llevó al partido a su irrelevancia, ahora es C,s, quién según la mayoría de vaticinios, se encuentra en una posición similar.
Como ha demostrado la historia en innumerables ocasiones, el partido político que abandona sus posiciones ideológicas y sustituye éstas por objetivos que solo persiguen colmar la ambición y la vanidad personal de sus máximos dirigentes, están condenados a la irrelevancia, y en España ya hemos tenido unos cuantos casos.
C,s surgió como un partido que se situaba inequívocamente en el centro del espectro político, basando su acción política en el socialismo democrático y en el liberalismo progresista, con el objetivo principal de impedir que los partidos nacionalistas acabaran, de una forma insolidaria y separatista, condicionando la política de España en su exclusivo beneficio, y con un objetivo añadido de acabar con el bipartidismo.
Parece ser que, en algún momento, alguien convenció a Albert Rivera y a su equipo de que, en contra de la posición ideológica que definía a C,s, era conveniente abandonar toda referencia al socialismo democrático y abandonar la centralidad pues, según los cantos de sirena que susurraban a los oídos de Albert Rivera la idea de que era posible sustituir al Partido Popular y convertirse en el líder de la derecha española y futuro presidente de España, esa referencia era incompatible con esa idea. Además esta idea, la de querer ocupar el lugar de uno de los dos partidos que definen al bipartidismo, es contraria a los objetivos de C,s y convierte en una tomadura de pelo la pretendida lucha contra el bipartidismo.
Con esos objetivos, y espoleado por su ambición y vanidad personal, porque si no no se entiende, Albert Rivera prestó apoyo incondicionado al PSOE de Pedro Sánchez, con motivo de la moción de censura contra el gobierno de Mariano Rajoy,(y si hubo condiciones, no se ha visto que éstas se respetaron o se cumplieron por parte del PSOE de Pedro Sánchez).
Al final, y a pesar de los extraordinarios resultados obtenidos en las elecciones del 27 de abril, el darse cuenta de que lo único que ha hecho C,s en todo estos meses desde la moción de censura, es hacer el trabajo sucio al PSOE de Pedro Sánchez, debilitando al PP y sin obtener la recompensa soñada en la que se ha ofuscado Albert Rivera, ( esto es, sustituir al PP en el liderazgo de la derecha española), ha hecho que Albert Rivera cometa el mayor error para un político, no ser capaz en lo más mínimo de hacer valer sus 57 Diputados y, además, aparecer como un simple intransigente caprichoso, porque él no ha conseguido lo que quería, olvidándose de que su obligación es satisfacer los deseos de los que le votan, quienes, ahora mismo, parecen que le van a dar la espalda de una forma masiva, y claro, el problema no es que le den la espalda a Albert Rivera, sino que se la den a C,s.
A estas alturas, Albert Rivera, abandonando su vanidad y su absurda ambición, ya debería haber reflexionado seriamente y haberse planteado que así no se puede seguir, que el partido está muy por encima de sus ambiciones personales y de que si él quiere tener algún futuro político, éste pasa porque renuncie a estas elecciones ya, en vez de esperar a verse forzado a dimitir por los previsibles malos resultados electorales. No tiene que mirar muy lejos ni rebuscar en la historia para ver que ocurrirá si no, simplemente debería aprender de lo ocurrido con Rosa Díez y UPYD.
Una renuncia en estos momentos, por extraordinaria, tendría un efecto muy contundente, y positivo, en cuanto asumir responsabilidades, y si su figura se sustituye por la de Inés Arrimadas, es más que probable que las previsiones de resultados electorales que se están haciendo quedaran totalmente obsoletas y C,s mejoraría de una forma muy sensible sus previsiones.
Si a esto añadimos que por ser Inés Arrimadas la que encabeza la lista por Barcelona, y a la fecha la más votada en Cataluña, no solo pondría en primer lugar de la campaña electoral a Cataluña, con lo que eso significa en esta ocasión, sino que ciudadanos catalanes tendrían la oportunidad de elegir a una mujer como candidata a presidir el Gobierno de España.
A esto habría que añadir el efecto que la presencia de Inés Arrimadas tendría sobre el electorado tradicional del PSC, electorado que en las últimas ocasiones, y dado el indisimulado apoyo del PSC al nacionalismo, ha optado o por quedarse en casa o por votar C,s.
En estas circunstancias y en mi opinión, creo que es imprescindible que Albert Rivera, en un ejercicio de responsabilidad y de compromiso con el partido y con las personas que creen en C,s, y para evitar un mal mayor, decline participar en las próximas elecciones y presente su renuncia, y que el Consejo General proceda a nombrar a Inés Arrimadas como candidata a la Presidencia del Gobierno.

Ángel Milla