lunes, 2 de junio de 2014

RECTIFICAR ES DE SABIOS

Los resultados de las pasadas elecciones han confirmado, lamentablemente, mis previsiones y cuando deberíamos estar celebrando el ser la tercera fuerza política a nivel nacional, que es a donde hubiéramos llegado de haber defendido nuestras ideas comunes junto a C,s nos vemos abocados a un panorama nada prometedor, por mucho que Rosa Díez, en el mejor estilo de los viejos partidos, haya salido, casi gritando, diciendo que hemos conseguido no se qué. 
Aunque aún habrá algún dirigente de UPyD que siga insistiendo en que los ciudadanos no se han enterado todavía que son de UPyD, la realidad es que UPyD, el partido que prometía la regeneración democrática y política de España, no ha sido capaz de mantener su electorado y ha sido superado ampliamente por un partido totalmente nuevo como PODEMOS y ha visto como ese partido al que ese caballero de la política y eurodiputado electo, Sr. Sosa Wagner, denominó despectivamente “regionalista” le ha ocupado de golpe la mitad de su espacio electoral.
El triunfo de PODEMOS representa un primer aviso muy serio para el actual sistema político español. Representa la primera manifestación real de un deseo de cambio serio y la visualización del hartazgo que provoca en un gran número de ciudadanos los viejos partidos políticos y todo esto lo han conseguido a través de los mecanismos políticos del estado español. Ya no estamos ante manifestaciones o movimientos como el 15M, sino ante un movimiento de ciudadanos que hartos de pedir cambios y soluciones al clima de corrupción y de retroceso de los derechos de los ciudadanos que existe en España en la actualidad, y tal como ha manifestado su líder actual, Pablo Iglesias,  han decidido ir directamente a por el poder. Y el poder para realizar cambios en los países civilizados y democráticos solo se consigue teniendo el mayor número de diputados, algo que en UPyD se empeñan en rechazar aireando una cínica e hipócrita pureza de principios, aunque en realidad ese rechazo esconda algo tan prosaico como el no querer compartir el poder.
El pasado domingo solo consiguieron diputados europeos y la influencia que puedan tener en Europa es más que reducida, pero en apenas un año hay elecciones municipales y autonómicas y lo que representa PODEMOS apunta a un cambio radical del panorama político español. No se trata de que en un momento dado una ideología tenga más aceptación o no, ahora se trata de que la gente ha tomado conciencia de que entrando en el juego político se puede influir mucho más en el sistema que con un mes de manifestaciones y acampadas en la Puerta del Sol.
Para UPyD la irrupción de PODEMOS es especialmente dolorosa porque no solo nos ha ganado de calle sino que representa que los ciudadanos han creído más en el discurso rupturista y regenerador que ofrece un partido nuevo y desconocido que en el discurso del partido que desde hace siete años dice que representa la regeneración política en España. A tenor de los resultados electorales los ciudadanos nos han colocado en el grupo de los viejos partidos, en el grupo de los que pierden votos.
Parece ser que a los ciudadanos ya no les sirve un líder omnipresente, ya no les sirve una presencia mayoritaria en las redes sociales, ya no les sirve el estar todo el día señalando los defectos de los demás, ya no les sirven querellas que se eternizan en los tribunales, ya no les sirven quienes un día sí y otro también solo saben decir que ellos son los mejores, los ciudadanos quieren hechos y soluciones a sus problemas y les trae sin cuidado que tal o cual partido gane o pierda, si eso no significa solución a sus problemas. Durante estos últimos años UPyD solo ha sabido decir que era la solución, pero en solitario, y no ha dado un solo paso para unir otras fuerzas y sensibilidades políticas y así construir una alternativa real de poder que pudiera resolver los problemas de los ciudadanos, como ya he comentado en más de una ocasión. Y esto no se ha querido hacer, como ya he indicado, por la intransigencia de Rosa Díez y su equipo a compartir el poder, a pesar de que está en juego el bienestar de España, incluso me atrevería a decir, la propia existencia de España. Y no olvidemos que ese comportamiento ha sido posible porque una mayoría de militantes se ha limitado a aplaudir ciegamente las decisiones de la líder sin atreverse a la más mínima crítica.
Y de esto, al final, se han dado cuenta los ciudadanos, especialmente todos esos ciudadanos jóvenes, pertenecientes a la generación mejor formada de la historia de España y con menos posibilidades de futuro que ha habido nunca, que muchos en un principio nos vieron con buenos ojos y con esperanza y que al final han decidido dar su apoyo a una opción política, que les ofrece cosas parecidas a lo que ofrece UPyD, pero que no van de mesías salvadores ni dirigido por liderazgos indiscutibles. Desde luego, ahora habrá que ver si este movimiento se consolida y no desvaría por extremismos insensatos, y es aquí, en este proceso de consolidación,  donde UPyD tiene todavía muchas opciones de recuperar la iniciativa política, siempre y cuando sea capaz de rectificar.
Y si la comparación con PODEMOS es escandalosa, la comparación con C,s es de vergüenza, ¿Cómo hemos podido los militantes de UPyD permitir a la actual dirección llevar a cabo semejante despropósito? ¿Cómo hemos permitido que Rosa Díez rechazara la colaboración con C,s?
Es poco menos que imposible el combinar las ideas de regeneración política que defiende UPyD con esta política suicida de la actual dirección de negar, ya no al contrario, sino al que es igual a nosotros solo por no compartir el poder con ellos, a pesar de que con ello salga perdiendo España. A los ciudadanos quizás se les pueda engañar una vez, incluso dos, pero no siempre. No se puede predicar que la unión hace la fuerza y a la hora de la verdad rechazar esa unión que nos hubiera convertido en la tercera fuerza política y que, evidentemente, hubiera tenido posibilidades reales de resolver problemas de los ciudadanos.
Esperemos que Rosa Díez y todos los que le apoyan ciegamente se den cuenta que las cosas no son como ellos dicen sino como la gente decide que sean. Ni UPyD es ese exclusivo partido de ámbito nacional ni C,s es ese partido de ámbito regional. Estas elecciones han dejado además un detalle muy inquietante para UPyD y es el de que UPyD sigue sin ser capaz de contar con un apoyo significativo de los ciudadanos de Catalunya y, en cambio, para C,s ha sido relativamente fácil el introducirse en todo el territorio nacional, especialmente en Madrid, Valencia y Andalucía, obteniendo apoyos más que significativos.
Estas elecciones han puesto de manifiesto que los resultados electorales no dependen totalmente de los recursos económicos o de la publicidad general. Ha bastado que los ciudadanos quieran otras cosas para que ni el dinero ni la publicidad masiva sirvan realmente. El caso de UPyD es realmente sintomático, nos hemos  gastado lo indecible y, en cambio, hemos conseguido menos apoyo popular que en anteriores elecciones. Y el hecho de haber conseguido cuatro eurodiputados no nos debe hacer olvidar este dato. Tanto C,s como PODEMOS con un gasto mucho menor han conseguido muchísimo más que UPyD. Sería bueno que todos los militantes de UPyD hicieran la reflexión sobre qué resultados hubiera obtenido la unión de C,s y UPyD con el gasto realizado conjuntamente  y si eso no hubiera sido mejor para los ciudadanos españoles. Y habría que hacer también la reflexión sobre por qué se ha permitido que la Dirección convierta a UPyD en un partido esquelético y no en un partido de militantes. Con quince o veinte mil militantes UPyD no hubiera necesitado gastar casi dos millones de euros para conseguir estos resultados. Esto sí sería ahorrar dinero al contribuyente y no esa media verdad que ha dicho un dirigente del partido.
Ante los retos que se nos presentan emplazo a la dirección del partido a tener altura de miras y realmente espíritu democrático y decretar una especie de amnistía y llamar a todos esos miles de personas que han pertenecido a UPyD, tanto a los que se les ha expulsado como a los que se han ido voluntariamente, para que vuelvan y colaboren con todos para resolver los problemas que aquejan a nuestra sociedad.
Dentro de un año tenemos elecciones municipales y autonómicas y sería realmente penoso que en este tiempo ni UPyD ni C,s  fueran capaces de encontrar los puntos comunes para una colaboración electoral. Por el bien de España esperemos que la actual dirección de UPyD sepa rectificar y que la actual dirección de C,s sea capaz de apreciar en su justa medida los resultados electorales.
En C,s, en cualquier caso, tampoco pueden estar totalmente satisfechos de los resultados obtenidos ya que a pesar de crecer a nivel nacional, a nivel de Catalunya han perdido un considerable apoyo. Esperemos que este apoyo se haya perdido por la decepción que haya podido suponer el hecho de que los dos partidos que dicen defender unos mismos intereses, intereses muy sensibles aquí en Catalunya, se hayan presentado confrontados entre sí. Aquí mucha gente lleva  mucho tiempo esperando que defiendan sus intereses y es muy descorazonador ver que cuando C,s y UPyD pueden ser quienes ejerzan esa defensa, en lugar de eso, compiten entre sí. Y la gente a estas alturas ya no está por ver quién tiene la razón o no, quiere, simplemente, que le defiendan y si no, abandonan.
Insisto, y no me cansaré de insistir, en que es imprescindible que UPyD y C,s lideren un mismo proyecto político si realmente quieren ser decisivos en la vida política de España y ayudar a resolver los problemas de los ciudadanos. Rosa Díez y su entorno tendrán que cambiar de actitud y aceptar el ofrecimiento de colaboración de C,s y Albert Rivera tendrá que asegurarse de que ese ofrecimiento a UPyD se vuelva a producir y en condiciones de ser aceptado.
De acuerdo que todos estos planteamientos están basados en los resultados de unas elecciones europeas y que igual no son extrapolables totalmente a unas municipales, pero estos resultados ofrecen unos datos que indican unos determinados comportamientos y es de esperar que nadie será tan insensato como para ver de ratificarlos o no en las elecciones mismas.

Como ya indico con el título de este artículo espero que se rectifique, hay tiempo más que suficiente, y que se demuestre por parte de ambos partidos que lo realmente importante es conseguir el mayor apoyo popular conjuntamente y no el conseguir el mejor resultado para el partido. Y si las actuales direcciones de ambos partidos ni dicen ni hacen nada, tendremos que ser los militantes los que tomemos la iniciativa.

Angel MIlla