Los resultados de las pasadas elecciones han confirmado,
lamentablemente, mis previsiones y cuando deberíamos estar celebrando el ser la
tercera fuerza política a nivel nacional, que es a donde hubiéramos llegado de
haber defendido nuestras ideas comunes junto a C,s nos vemos abocados a un
panorama nada prometedor, por mucho que Rosa Díez, en el mejor estilo de los
viejos partidos, haya salido, casi gritando, diciendo que hemos conseguido no
se qué.
Aunque aún habrá algún dirigente de UPyD que siga insistiendo
en que los ciudadanos no se han enterado todavía que son de UPyD, la realidad
es que UPyD, el partido que prometía la regeneración democrática y política de
España, no ha sido capaz de mantener su electorado y ha sido superado
ampliamente por un partido totalmente nuevo como PODEMOS y ha visto como ese
partido al que ese caballero de la política y eurodiputado electo, Sr. Sosa
Wagner, denominó despectivamente “regionalista” le ha ocupado de golpe la mitad
de su espacio electoral.
El triunfo de PODEMOS representa un primer aviso muy serio
para el actual sistema político español. Representa la primera manifestación
real de un deseo de cambio serio y la visualización del hartazgo que provoca en
un gran número de ciudadanos los viejos partidos políticos y todo esto lo han
conseguido a través de los mecanismos políticos del estado español. Ya no
estamos ante manifestaciones o movimientos como el 15M, sino ante un movimiento
de ciudadanos que hartos de pedir cambios y soluciones al clima de corrupción y
de retroceso de los derechos de los ciudadanos que existe en España en la
actualidad, y tal como ha manifestado su líder actual, Pablo Iglesias, han decidido ir directamente a por el poder.
Y el poder para realizar cambios en los países civilizados y democráticos solo
se consigue teniendo el mayor número de diputados, algo que en UPyD se empeñan
en rechazar aireando una cínica e hipócrita pureza de principios, aunque en
realidad ese rechazo esconda algo tan prosaico como el no querer compartir el
poder.
El pasado domingo solo consiguieron diputados europeos y la
influencia que puedan tener en Europa es más que reducida, pero en apenas un
año hay elecciones municipales y autonómicas y lo que representa PODEMOS apunta
a un cambio radical del panorama político español. No se trata de que en un
momento dado una ideología tenga más aceptación o no, ahora se trata de que la
gente ha tomado conciencia de que entrando en el juego político se puede
influir mucho más en el sistema que con un mes de manifestaciones y acampadas
en la Puerta del Sol.
Para UPyD la irrupción de PODEMOS es especialmente dolorosa
porque no solo nos ha ganado de calle sino que representa que los ciudadanos han
creído más en el discurso rupturista y regenerador que ofrece un partido nuevo
y desconocido que en el discurso del partido que desde hace siete años dice que
representa la regeneración política en España. A tenor de los resultados
electorales los ciudadanos nos han colocado en el grupo de los viejos partidos,
en el grupo de los que pierden votos.
Parece ser que a los ciudadanos ya no les sirve un líder
omnipresente, ya no les sirve una presencia mayoritaria en las redes sociales,
ya no les sirve el estar todo el día señalando los defectos de los demás, ya no
les sirven querellas que se eternizan en los tribunales, ya no les sirven
quienes un día sí y otro también solo saben decir que ellos son los mejores,
los ciudadanos quieren hechos y soluciones a sus problemas y les trae sin
cuidado que tal o cual partido gane o pierda, si eso no significa solución a
sus problemas. Durante estos últimos años UPyD solo ha sabido decir que era la
solución, pero en solitario, y no ha dado un solo paso para unir otras fuerzas
y sensibilidades políticas y así construir una alternativa real de poder que
pudiera resolver los problemas de los ciudadanos, como ya he comentado en más
de una ocasión. Y esto no se ha querido hacer, como ya he indicado, por la
intransigencia de Rosa Díez y su equipo a compartir el poder, a pesar de que
está en juego el bienestar de España, incluso me atrevería a decir, la propia
existencia de España. Y no olvidemos que ese comportamiento ha sido posible porque una mayoría de militantes se ha limitado a aplaudir ciegamente las decisiones de la líder sin atreverse a la más mínima crítica.
Y de esto, al final, se han dado cuenta los ciudadanos,
especialmente todos esos ciudadanos jóvenes, pertenecientes a la generación
mejor formada de la historia de España y con menos posibilidades de futuro que
ha habido nunca, que muchos en un principio nos vieron con buenos ojos y con
esperanza y que al final han decidido dar su apoyo a una opción política, que
les ofrece cosas parecidas a lo que ofrece UPyD, pero que no van de mesías salvadores
ni dirigido por liderazgos indiscutibles. Desde luego, ahora habrá que ver si
este movimiento se consolida y no desvaría por extremismos insensatos, y es
aquí, en este proceso de consolidación,
donde UPyD tiene todavía muchas opciones de recuperar la iniciativa
política, siempre y cuando sea capaz de rectificar.
Y si la comparación con PODEMOS es escandalosa, la
comparación con C,s es de vergüenza, ¿Cómo hemos podido los militantes de UPyD
permitir a la actual dirección llevar a cabo semejante despropósito? ¿Cómo
hemos permitido que Rosa Díez rechazara la colaboración con C,s?
Es poco menos que imposible el combinar las ideas de
regeneración política que defiende UPyD con esta política suicida de la actual
dirección de negar, ya no al contrario, sino al que es igual a nosotros solo
por no compartir el poder con ellos, a pesar de que con ello salga perdiendo
España. A los ciudadanos quizás se les pueda engañar una vez, incluso dos, pero
no siempre. No se puede predicar que la unión hace la fuerza y a la hora de la
verdad rechazar esa unión que nos hubiera convertido en la tercera fuerza
política y que, evidentemente, hubiera tenido posibilidades reales de resolver
problemas de los ciudadanos.
Esperemos que Rosa Díez y todos los que le apoyan ciegamente
se den cuenta que las cosas no son como ellos dicen sino como la gente decide
que sean. Ni UPyD es ese exclusivo partido de ámbito nacional ni C,s es ese
partido de ámbito regional. Estas elecciones han dejado además un detalle muy
inquietante para UPyD y es el de que UPyD sigue sin ser capaz de contar con un
apoyo significativo de los ciudadanos de Catalunya y, en cambio, para C,s ha
sido relativamente fácil el introducirse en todo el territorio nacional,
especialmente en Madrid, Valencia y Andalucía, obteniendo apoyos más que
significativos.
Estas elecciones han puesto de manifiesto que los resultados
electorales no dependen totalmente de los recursos económicos o de la
publicidad general. Ha bastado que los ciudadanos quieran otras cosas para que
ni el dinero ni la publicidad masiva sirvan realmente. El caso de UPyD es
realmente sintomático, nos hemos gastado
lo indecible y, en cambio, hemos conseguido menos apoyo popular que en
anteriores elecciones. Y el hecho de haber conseguido cuatro eurodiputados no
nos debe hacer olvidar este dato. Tanto C,s como PODEMOS con un gasto mucho
menor han conseguido muchísimo más que UPyD. Sería bueno que todos los
militantes de UPyD hicieran la reflexión sobre qué resultados hubiera obtenido
la unión de C,s y UPyD con el gasto realizado conjuntamente y si eso no hubiera sido mejor para los
ciudadanos españoles. Y habría que hacer también la reflexión sobre por qué se
ha permitido que la Dirección convierta a UPyD en un partido esquelético y no
en un partido de militantes. Con quince o veinte mil militantes UPyD no hubiera
necesitado gastar casi dos millones de euros para conseguir estos resultados.
Esto sí sería ahorrar dinero al contribuyente y no esa media verdad que ha
dicho un dirigente del partido.
Ante los retos que se nos presentan emplazo a la dirección
del partido a tener altura de miras y realmente espíritu democrático y decretar
una especie de amnistía y llamar a todos esos miles de personas que han
pertenecido a UPyD, tanto a los que se les ha expulsado como a los que se han
ido voluntariamente, para que vuelvan y colaboren con todos para resolver los
problemas que aquejan a nuestra sociedad.
Dentro de un año tenemos elecciones municipales y autonómicas
y sería realmente penoso que en este tiempo ni UPyD ni C,s fueran capaces de encontrar los puntos
comunes para una colaboración electoral. Por el bien de España esperemos que la
actual dirección de UPyD sepa rectificar y que la actual dirección de C,s sea
capaz de apreciar en su justa medida los resultados electorales.
En C,s, en cualquier caso, tampoco pueden estar totalmente
satisfechos de los resultados obtenidos ya que a pesar de crecer a nivel
nacional, a nivel de Catalunya han perdido un considerable apoyo. Esperemos que
este apoyo se haya perdido por la decepción que haya podido suponer el hecho de
que los dos partidos que dicen defender unos mismos intereses, intereses muy
sensibles aquí en Catalunya, se hayan presentado confrontados entre sí. Aquí
mucha gente lleva mucho tiempo esperando
que defiendan sus intereses y es muy descorazonador ver que cuando C,s y UPyD
pueden ser quienes ejerzan esa defensa, en lugar de eso, compiten entre sí. Y
la gente a estas alturas ya no está por ver quién tiene la razón o no, quiere,
simplemente, que le defiendan y si no, abandonan.
Insisto, y no me cansaré de insistir, en que es
imprescindible que UPyD y C,s lideren un mismo proyecto político si realmente
quieren ser decisivos en la vida política de España y ayudar a resolver los
problemas de los ciudadanos. Rosa Díez y su entorno tendrán que cambiar de
actitud y aceptar el ofrecimiento de colaboración de C,s y Albert Rivera tendrá
que asegurarse de que ese ofrecimiento a UPyD se vuelva a producir y en
condiciones de ser aceptado.
De acuerdo que todos estos planteamientos están basados en
los resultados de unas elecciones europeas y que igual no son extrapolables
totalmente a unas municipales, pero estos resultados ofrecen unos datos que
indican unos determinados comportamientos y es de esperar que nadie será tan insensato
como para ver de ratificarlos o no en las elecciones mismas.
Como ya indico con el título de este artículo espero que se
rectifique, hay tiempo más que suficiente, y que se demuestre por parte de
ambos partidos que lo realmente importante es conseguir el mayor apoyo popular
conjuntamente y no el conseguir el mejor resultado para el partido. Y si las
actuales direcciones de ambos partidos ni dicen ni hacen nada, tendremos que
ser los militantes los que tomemos la iniciativa.
Angel MIlla