jueves, 31 de enero de 2013

ACCION POLITICA


El pasado viernes, tal como estaba previsto, tuvimos una reunión con el responsable de Acción Política de UPyD y Diputado en el Congreso, Carlos Martínez Gorriarán,  y, en contra de las reservas que expresé en mi  anterior artículo, sí, se habló de política general y también de aspectos relacionados con UPyD Catalunya, aunque desde mi punto de vista y en mi opinión la reunión resultó decepcionante.

Decepcionante tanto por los aspectos formales como por las cuestiones de fondo sobre las que versó la propia reunión.

Realmente que a una reunión como la del viernes que, contando con la presencia del máximo responsable de Acción Política de UPyD, con la situación política existente en Catalunya y en España y teniendo en cuenta que en pocos meses se celebrará el segundo congreso de UPyD, sólo asistan una escasa treintena de personas es decepcionante.

Aunque lo realmente decepcionante es que, preguntado por esta circunstancia, el responsable de Acción Política de nuestro partido lo considere  como algo perfectamente normal porque es lo que ocurre en todos los partidos. Ya sabemos que en España la participación política deja mucho que desear y, tal como reflejan las encuestas, los partidos políticos no son los más valorados por los ciudadanos españoles, pero UPyD se creó con el convencimiento que esta desafección se producía con los partidos viejos, con los partidos con estructuras enquistadas y alejadas de los ciudadanos,  con los partidos que funcionan como un fin en sí mismo en vez de cómo un medio para defender los derechos de los españoles pero, ¿con UPyD también? ¿UPyD, el partido que tiene como objetivo la regeneración democrática de la vida política española, ya es igual de viejo que los demás? ¿Qué ha ocurrido para que, contando  con un ideario totalmente necesario para la sociedad española, obteniendo un innegable éxito electoral y habiendo disfrutado de  una  extraordinaria afiliación, ahora la participación esté reducida a mínimos y sean muchos más los que se han ido que los que nos hemos quedamos? Y espero que no haya ningún insensato vanidoso que piense que los que se han ido son mejores que nosotros.

Este sí que es un asunto para estudiar y aclarar en el próximo congreso y no si la estructura que marcan los Estatutos se adecua a la realidad o no. Realmente este partido se nos ha hecho viejo en cuatro días. Con la cuarta parte del país en paro; con miles de personas arruinadas por la codicia desmedida del mundo financiero, desesperadas por no encontrar justicia y con una crisis institucional de imprevisibles consecuencias, a UPyD, tal como nos comunica el máximo responsable de Acción Política, lo que se le ocurre es plantear una reforma orgánica, directamente relacionada con el control del partido, con el objetivo de reducir la estructura que marcan los Estatutos. No me atrevo a poner ningún calificativo, de todos los que se me ocurren, a esta iniciativa que me parece totalmente inapropiada, por decirlo suavemente. O sea, que lo que nos propone la dirección del partido es que, ante la pérdida incesante de afiliados, lo adecuado es reducir la estructura del partido. Pues no, no señor, (aparte de que resulta patético que en las circunstancias actuales UPyD dedique tiempo a estas cuestiones), que no se toque para nada la estructura territorial que tenemos, que el ver todos esos consejos locales sin afiliados sea un acicate para que el Consejo de Dirección realice la correspondiente autocrítica y encuentre las razones por las que dichos consejos se han quedado sin afiliados.

Evidentemente, la solución fácil es anularlos, aunque ante esa decisión  me pregunto, ¿UPyD no tiene intención de recuperar la implantación territorial que tenía hace cuatro años? ¿UPyD pretende realizar su acción política desde los medios de comunicación?

Desde luego, manteniendo la cuota de afiliación en los niveles en que está no se facilita ese aumento de afiliados. Más bien, contribuye a que muchos, más o menos descontentos con la dirección orgánica del partido, se vayan por lo elevado de la cuota. Estos días todos los afiliados hemos recibido una carta de Rosa Díez en la que se hace referencia expresa a este tema de una forma muy desafortunada. Por un lado se reconoce el problema de lo elevado de la cuota de afiliación y por el otro se abandona a los afiliados sin proponer una solución adecuada, más allá de constatar que muchos afiliados tienen que pasar por la desagradable situación de tener que solicitar la reducción de cuota. ¿No sería mejor y más democrático  para UPyD tener más afiliados  pagando una cuota normal que no pocos pagando la cuota más alta del panorama político español? Y esto sin tener en cuenta la manifiesta inconstitucionalidad de que para pertenecer a un partido político a los españoles se les discrimine por razones económicas. Otro tema que, en mi opinión,  también habrá que tomar en consideración en el próximo congreso.

Volviendo a lo que se habló en la reunión del pasado viernes, a día de hoy, todavía no tengo claro con qué  intención se hizo referencia a un expediente de expulsión que se ha  incoado a unos concejales de UPyD en un pueblo de Andalucía. Y no lo tengo claro por varias razones. En primer lugar, de todo lo que se nos contó, este asunto  era de lo más desconocido para todos y el que menos nos podía interesar; en segundo lugar, ¿se pretendía realizar algún tipo de advertencia?, y, en tercer lugar, ¿se pretendía, simplemente, enfatizar sobre algo que debería ser obvio en UPyD, esto es, que quién incumple los Estatutos o las decisiones legítimas del Consejo de Dirección responde de acuerdo con los propios Estatutos?

Me gustaría inclinarme por la tercera posibilidad, porque es la que coincide con mi idea de UPyD, y creo que con la de la inmensa mayoría, y porque también es la que refleja Rosa Díez en su carta a los afiliados. La supremacía de nuestros Estatutos y la igualdad de todos ante ellos.

Y digo me gustaría porque la realidad no es así. Desconozco con exactitud cuáles son las circunstancias en las que se les ha incoado expediente de expulsión a los citados concejales, pero si, tal como se nos dijo, han pactado a espaldas del partido y obtenido beneficio de dicho pacto, no hay nada que objetar. La corrupción económica hay que erradicarla de raíz, pero lo mismo que la corrupción política. En UPyD no podemos permitir el que se ocupen cargos al margen de lo establecido en los Estatutos. Y en esta idea pedí explicaciones a quién correspondía, lo expuse en mi anterior artículo y lo vuelvo a manifestar aquí, ¿por qué el Consejo de Dirección no toma las medidas estatutarias correspondientes  contra el miembro del propio Consejo de Dirección que está actualmente atribuyéndose la función de Portavoz del Consejo Territorial de Catalunya sin poder serlo? ¿Tienen diferentes obligaciones o derechos los citados concejales de Andalucía que un miembro del Consejo de Dirección?

Lo lamentable de este asunto es que cuando a este consejero se le llamó la atención sobre esta circunstancia, su contestación fue decir que es una tontería el preocuparse de estas cuestiones y manifestó su total indiferencia, (opiniones que parece ser que avala el responsable de Acción Política al hacer referencia expresa a inútiles querellas internas, preocupante), demostrando su profundo desprecio por las más elementales normas de comportamiento democrático. Hubiera bastado que el responsable territorial lo hubiera nombrado  miembro de su junta, y lo hubiera hecho públicamente, para que pudiera ser nombrado Portavoz por delegación, pero, claro, entonces se habría tenido que presentar ante la Asamblea para conseguir una ratificación que él, con toda la razón, la debe considerar incierta. Ha preferido saltarse los Estatutos antes que presentarse ante la Asamblea y poniendo en evidencia a quién lo nombró.

En esta reunión salió a relucir la palabra “virrey” y salió  en boca del responsable de Acción Política para, como no podía ser de otra forma, dejar claro que en UPyD no se nombran virreyes. Y, evidentemente, no se nombran, pero la actitud y los modos del citado consejero es lo más parecido a la función de un virrey. Desde que este afiliado fue nombrado miembro del Consejo de Dirección, UPyD Catalunya ha sufrido una incesante pérdida de afiliados, se ha desmontado un Consejo Territorial democráticamente elegido, se desaprovechó la oportunidad de organizar un consejo de amplia representación sobre la gestora que sustituyó al anterior consejo y se está a punto de desmontar el segundo Consejo Territorial elegido democráticamente. Toda una carta de presentación.

Espero que no se actúe con el estilo del ex-presidente Zapatero, de no darse por enterado, ni con el del Presidente Rajoy, de no hacer nada, y que se sea consecuente con lo que manifiesta UPyD en el Congreso, tal como recalcó Irene Lozano hace unos días durante una comparecencia: “No hay estado de derecho si las élites se quedan al margen de la ley”.

Como no podía ser de otra forma, también salió el tema recurrente de Ciudadanos y, como ya es habitual, se volvió a constatar que lo que piensa el responsable de Acción Política al respecto y una parte importante de los afiliados a UPyD Catalunya es totalmente diferente.

Quizás a los que vivís fuera de Catalunya la situación que aquí vivimos os importe realmente poco, más allá de alusiones patrióticas a la unidad de España, pero a los que vivimos aquí y aspiramos a que esto siga siendo así nos importa mucho y muy mucho. Y por eso nos cuesta entender que la quintaesencia del pensamiento político de UPyD esté definida por un absurdo independentismo respecto de los demás partidos. ¿Al paso que vamos, cuantas legislaturas tenemos que esperar para ser decisivos en Catalunya y en España? Desde luego que transmitiendo la idea de que hay que reducir la estructura territorial, parece ser que muchas. ¿Por qué fijarse en lo que han resuelto mal el PSOE y el PP y no fijarse en lo que ha resuelto de una forma extraordinaria, para sus intereses, CiU? ¿O este caso no lo ha estudiado el responsable de Acción Política de UPyD? ¿Por qué esa aversión, no ya a pactar con C,s., sino siquiera a plantear la posibilidad de dicho pacto?

También aquí en Catalunya hay compañeros que opinan que para UPyD es mejor ir en solitario y seguir con ese “mantra” de que somos un partido nacional, a pesar de que, después de dos elecciones, en la comunidad más poblada tenemos una representación mínima y en la segunda ninguna. En la mitad del estado somos meramente testimoniales.

Y sí, como opinión perfectamente legítima, hasta es posible que sea cierta, y para UPyD sea mejor. Pero mucho me temo que los ciudadanos, los de aquí y los de allá,  no están en situación de esperar a la consolidación de UPyD a nivel nacional, así que, o nos decantamos como opción política, por consolidar a UPyD en todo el territorio nacional, y no se ve cuando se podrá conseguir ese objetivo, y abandonamos toda posibilidad de ser decisivos de inmediato o buscamos alianzas o pactos con partidos, asociaciones o grupos afines a nuestro ideario que nos permitan tener la envergadura necesaria para ser decisivos y, no solo poner de manifiesto las injusticias que padecen los ciudadanos, sino resolverlas. Este  es el dilema de UPyD, crecer con el objetivo de consolidar el partido en solitario o crecer junto a otros para realmente intentar resolver los problemas de los ciudadanos. Y lo primero que habría que hacer es ver si las propuestas de colaboración que periódicamente lanza C,s. son reales o meros efectos propagandísticos. No quedará muy bien que en las próximas elecciones Europeas vayamos en coalición con otros partidos y en cambio, en casa, seamos incapaces de hacerlo con un partido que es casi clónico de UPyD, a pesar de que el responsable de Acción Política  de UPyD nos avergüence presumiendo públicamente de desconocer el programa político del partido más cercano a nosotros y que en Catalunya siempre lo eligen  muchas más personas que a nosotros.

Para acabar, me molestó muchísimo, como a otros afiliados, que se nos acusara de estar “mirándonos el ombligo” por preguntar sobre los problemas que tenemos en Catalunya y por buscar soluciones. Muy desagradable y muy injusto. No sé si se es consciente de que a UPyD Catalunya lo mantenemos vivo los afiliados que seguimos todavía, que buscamos soluciones reales y no ficticias, que asistimos a los actos del partido, que nos pateamos nuestras ciudades repartiendo nuestras ideas y que queremos una solución real y política a la actual situación en que nos encontramos.

En fin, como ya expresé  al principio, una reunión muy decepcionante en la forma y en el fondo, que en vez de servir para aportar soluciones solo dejó dudas, un manifiesto desagrado por esa molesta afición que tiene algunos a reprender a los demás y una pregunta, ¿realmente, a qué vino el responsable de Acción Política a Barcelona?

Angel Milla

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