Con la votación de mañana para
elegir el cabeza de lista de UPyD para la Generalitat, se cerrará una etapa en
mi participación en los asuntos políticos y se abrirá otra.
Después de dejar C,s a raíz del
pacto con Libertas, partido confesional, xenófobo y euroescéptico, en la
anteriores europeas, a principio del año 2010, y después de hablar con algunos
compañeros que ya habían dado ese paso, solicité la afiliación a UPyD, creyendo
igualmente en su Manifiesto Fundacional como en el Ideario de C,s, y pensando
que la experiencia que aportaba Rosa Díez, en contraposición a la inexperiencia
de Albert Rivera, la facultaba para liderar y dirigir un gran movimiento
constitucionalista.
La realidad de los hechos ha
dejado claro que, hasta la fecha, yo me equivoqué en mis pensamientos.
Después de cuatro años de
empeñarme en que las cosas se hicieran de otro modo; de que lo importante no es
el partido, sino España; de que para tener capacidad de decisión hay que estar
presente en todo el territorio de una forma real y no solo formal; de que no
basta con predicar, sino hay que obrar de acuerdo con lo que se dice; de que en
política, y en nuestra situación particular, es más importante la unión que no
el enfrentamiento, al final hemos llegado a la situación que he venido
vaticinando estos últimos dos años y que queda reflejada en los escritos que he
publicado estos últimos días.
La situación política, de puertas
para fuera y en lo que respecta a UPyD, queda caracterizada por el hecho de que
C,s ya no es el partido regionalista, tal como se empeñó en hacernos creer la
dirección de UPyD; que C,s tiene la iniciativa política con respecto a UPyD;
que nuestro partido, ya no solo no crece, sino que en determinadas zonas se
encoge; que no hay un solo analista político que avale la decisión de romper
las negociaciones con C,s y que un somero análisis de las encuestas publicadas
pronostican un extraordinario resultado para la unión UPyD y C,s y resultados
testimoniales si se va por separado.
De puertas para adentro queda caracterizada
por lo que vengo publicando estos días, la falta de democracia interna.
Un miembro del Consejo de
Dirección que, a pesar de ocupar una función irregularmente, se presenta a
primarias, pero que después no es capaz de aceptar un debate con el otro
candidato. Y todo esto sin entrar en analizar su comportamiento, que todos
conocéis, desde que fue elevado a miembro del Consejo de Dirección.
Unos órganos de control y
garantías que ante la queja por la situación anterior, tienen la desfachatez de
decir que no, que Ramón de Veciana es el portavoz del Consejo de Dirección en
Catalunya, cuando el mismo y otros compañeros han dejado constancia de que
realmente actúa como portavoz del Consejo Territorial.
Unas primarias con normas que,
incumpliendo la Constitución, pretenden someter a censura previa, no solo las
opiniones y pensamientos de los candidatos, sino también la propia biografía.
Y para finalizar, la percepción
de que se emplea un criterio a la hora de tomar decisiones políticas, basado
más en el enfrentamiento con el igual que no en buscar la mejor forma de
favorecer los intereses de los ciudadanos a los que decimos defender. Insisto,
organizar una caravana de autobuses para venir a celebrar la Constitución aquí
en Barcelona, no solo es un tremendo error que UPyD pagará caro, sino una
acción que, por conseguir un puñado de votos, divide a los ciudadanos.
Demasiados problemas expuestos
como para que el candidato y miembro del Consejo de Dirección, Ramón de
Veciana, no haya querido o atrevido, (o
quizás no le han dejado), a participar en un debate y en el que podría haber
dado su versión de todas estas cosas.
Y donde yo también hubiera podido
explicaros cual es mi posición exacta y que pretendo participando en estas
elecciones primarias.
Todo aquel que haya tenido la
paciencia de leer lo que he ido publicando estos años, tiene claro que soy un
firme defensor de la creación de un gran movimiento político de centro por la
unión, colaboración, fusión, etc. entre C,s y UPyD, a quienes se podría sumar
alguna fuerza política más.
Siendo este mi pensamiento,
quiero dejar claro que el votarme a mí, es votar por la unión de dichos
partidos. Si yo salgo elegido quiero que se entienda que la Agrupación
Territorial de Catalunya está a favor del pacto con C,s, y que en función de
sus atribuciones estatutarias propone dicho pacto. Si vuestra opinión es
contraria a dicho pacto, no os quedará más remedio que votar a De Veciana.
En la idea de que políticamente
no concibo otra cosa que lo que favorezca a España y a los españoles, no puedo
dejar de hacer esta proposición. Y me da igual la situación particular de UPyD,
C,s, Rosa Díez o Albert Rivera, cuando España tiene los problemas que todos
conocéis. Si juntándose estos problemas pueden resolverse, que se junten.
También quiero dejar claro que si
se opta por lo que propongo, nada más de ser proclamado candidato solicitaré
que se convoque un congreso extraordinario donde se trate la colaboración entre
UPyD y C,s, y en ese mismo acto dimitiré.
A partir de este momento estoy a
la expectativa de lo que ocurra mañana, o de cómo evolucionan otras iniciativas
que están en marcha para promover un congreso extraordinario, y si al final el
actual Consejo de Dirección se mantiene en su cerrazón, dejaré la militancia en
el partido y pasaré a ser un simple simpatizante, porque, nadie lo dude, yo
sigo creyendo firmemente en el manifiesto fundacional.
Saludos.
Angel Milla
Como se agradece tu sinceridad y tu claridad, Ángel.
ResponderEliminarQué contraste con otros políticos de UPyD a los que, sin dejar de defender el Manifiesto (para mí defiendes el verdadero UPyD, no el que Rosa y sus protegidos han secuestrado), te enfrentas cara a cara (te felicito por ello); y que se caracterizan por su maquiavelismo, su juego sucio, su servilismo al aparato, sus venganzas políticas y sus depuraciones encubiertas (o descaradas) de los discrepantes, sus mentiras, su cinismo, su falta de agradecimieto a los afiliados, su cobardía, su gregarismo, su ineficacia para conectar con los ciudadanos catalanes (y de otros sitios y en general), su autoritarismo y en definitiva su corrupción política y su mediocridad.
Has aguantado demasiado. Haz todo lo que puedas por la dignidad y por tus ideales, y avisa cuando te vayas o te echen (como hicieron conmigo). Un saludo.